Capítulo 4
—Puerta abierta.
Tonta… la cerradura inteligente seguía soltando esa misma frase de siempre. Automática, rígida, pero siempre fiel en su papel: recibirla al volver, en tantas noches solitarias.
Esa cerradura la había elegido Su Chang. En su momento, Yu Zhou quería una marca más común, una Xiaomi: barata, con buena publicidad y muchas funciones. Pero Su Chang se negó. Prefirió una marca rara, tanto que ni en Taobao aparecía mucha información. Encima era carísima. Si se rompía, no había ni a quién llamar para arreglarla.
Y para colmo, no hacía más que abrir y cerrar. Nada de timbre digital ni alarmas como la Xiaomi.
Yu Zhou pensó: “si hubiera comprado esa otra… ¿habría detectado a Xiang Wan? ¿Le habría mandado una alerta a tiempo?”.
Pensando en ella, Yu Zhou miró hacia el interior desde el vestíbulo. Ahí seguía, sentada en la mesa del comedor, atenta al iPad.
Una señorita de verdad, claro. Ni se le pasaba por la cabeza ir a recibir a nadie. Seguro estaba molesta de que Yu Zhou se le acercara sin anunciarse, tan informal todo… qué falta de protocolo.
Yu Zhou levantó a Wanwan, que había salido a recibirla corriendo, se quitó los zapatos y entró.
Fue entonces que Xiang Wan levantó la vista, con una sonrisa radiante:
—¿Ya volviste?
Se veía tan cómoda que parecía la dueña de casa. Yu Zhou no pudo evitar sonreír.
La segunda frase sí fue más predecible:
—¿Cuánto te dieron por la horquilla?
Por la mañana, cuando le preguntó a dónde iba, Yu Zhou dijo que la vendería en una tienda de antigüedades. Y cuando Xiang Wan quiso saber qué haría después, Yu Zhou respondió que la dejaría en el escaparate del local. Entonces Xiang Wan preguntó si podría recuperarla.
—Claro, si tienes dinero —dijo Yu Zhou.
Xiang Wan lo pensó un momento y dijo:
—Esa horquilla mía… no creo que cualquiera pueda comprarla. Digamos que te la dejé en prenda. Cuando tenga plata, la recupero.
Yu Zhou la dejó con su idea. Total, tampoco es que creyera que Xiang Wan fuera a hacerse rica en pleno 2022.
Sacó la horquilla de jade y se la devolvió.
Y fue justo cuando estaba pensando en cómo tramitarle papeles, que Yu Zhou se dio cuenta de algo: ya había aceptado por completo su historia. Así que, al final, ya no necesitaba de ninguna horquilla para distinguir si era verdad o no.
Xiang Wan se quedó un momento en silencio antes de tomar la horquilla.
—¿Cómo que no la empeñaste?
—Ay… —Yu Zhou suspiró y se sentó a su lado—. En realidad, una tienda me ofrecía una barbaridad de dinero, con transferencia inmediata. Pero justo cuando iba a entregarla, pensé: esta horquilla es uno de tus pocos vínculos con tu época. Si la vendía te ibas a quedar con algo menos para recordar, así que no tuve corazón para hacerlo.
Xiang Wan, como era de esperarse, se conmovió. Miró la horquilla, luego la miró a ella.
—Tienes razón. Si no puedo regresar, estas ropas y adornos serán lo único que me dejaron mis padres.
—Exacto —dijo Yu Zhou, con tono grave—. Las joyas pueden tener precio, pero los recuerdos familiares no. Guárdala. Con que recuerdes que me debes un favor, me basta.
Soltó el discurso de forma espontánea, con la soltura de quien improvisa por oficio.
—Lo recordaré —afirmó Xiang Wan, muy seria.
Intentó guardar la horquilla en la manga, pero notó que esa ropa no era igual. Entonces levantó la mano, tomó una servilleta de papel y colocó la horquilla con sumo cuidado encima.
—¡Vaya, ya sabes usar servilletas! —la elogió Yu Zhou.
Xiang Wan inclinó la cabeza con modestia, ocultando su pequeña satisfacción.
—Lo vi un par de veces y ya entendí.
—Muy bien, sigue así —le aplaudió Yu Zhou con una palmadita.
Xiang Wan no respondió, siguió leyendo. Yu Zhou apoyó los brazos en la mesa, un poco aburrida, y sacó el teléfono para ver la hora. Pasaban de las 11, justo buen momento para pedir comida.
—¿Qué te apetece para el almuerzo? —preguntó mientras deslizaba el dedo por la app de comida a domicilio.
—Lo que tú decidas está bien.
—Entonces pedimos wantán. Seguro que eso ya existía en tu época. Al menos en las series de wuxia lo comen —murmuró Yu Zhou, aceptando un cupón y haciendo el pedido.
Al dejar el teléfono, aclaró la garganta:
—Eh, quería hablar contigo de algo…
—¿Mmm? —Xiang Wan levantó la vista.
—Sobre el tema de la comida…
—¿La comida?
—Sí, o sea, sé que en tu casa probablemente no pagabas por comer, pero ahora estás en el mundo real, digamos que… estás llevando una vida independiente, por tu cuenta —dijo con una sonrisa torcida—. Que te invite a esta comida, ningún problema, puedo hacerlo. Pero si te vas a quedar por un tiempo, la cosa se complica. Me acaban de despedir… eh… o sea, estoy sin trabajo, desempleada, en pausa. ¿Entiendes? Sin ingresos.
Las últimas frases las dijo exagerando los gestos, hasta que cayó en cuenta de que Xiang Wan no era sorda, solo venía de otra época.
Demasiado “Ace vs. Ace”, pensó, al ver que la otra la miraba confundida como si esperara subtítulos.
[NT: “Ace vs Ace” es un programa de variedades donde los invitados —generalmente celebridades— compiten en juegos, adivinanzas, imitaciones, y sketches. Es muy visual, exagerado y con mucho lenguaje corporal.]
—Entiendo —dijo Xiang Wan, tras meditar un poco, y asintió con seriedad—. ¿Y tú por qué dejaste el cargo? ¿Cuándo vas a volver a trabajar?
—¿Eh? No dejé ningún cargo, no soy funcionaria. Solo era una empleada común. Dejé el trabajo porque era aburridísimo. ¿Y lo de volver a buscar otro…? —Yu Zhou frunció el ceño—. Aún no lo decido. Nunca duro mucho en ningún empleo. Mira que habilidades no me faltan, lo que pasa es que soy vaga…
Se detuvo de pronto, se enderezó y cambió de tono:
—¡Pero no es de mí de quien estamos hablando! Aquí lo importante es que tú me debes comida. Dinero. Plata. ¿Entiendes?
Xiang Wan bajó la mirada y observó la horquilla de jade.
—Podríamos haberla empeñado para conseguir plata, pero tú no lo hiciste.
Y así, volvieron al punto de partida.
Yu Zhou suspiró y dijo con paciencia:
—¡No puedes depender de las cosas que te dejaron tus padres! Tienes manos, tienes pies, deberías valerte por ti misma, ¡tienes que trabajar y ganarte el dinero para pagarme la comida!
Xiang Wan negó con la cabeza.
—No puedo ir a trabajar.
—¿Y eso por qué?
—No tengo un caballo sano.
Yu Zhou inhaló hondo.
Ah, cierto… sin documento de identidad igual no podría ir a ningún lado…
Le picaba la oreja, así que se la rascó. Luego se lamió los labios.
—Está bien, está bien, no te estreses.
Miró a Xiang Wan, con su mirada tranquila, y de pronto sintió que la que estaba nerviosa no era ella, sino una misma.
—Espera, déjame buscar algo que puedas hacer desde casa.
—Está bien.
—¿Qué tal si escribes una novela? Puedo abrirte una cuenta con el documento de mi mamá.
—¿De tu señora madre? —preguntó Xiang Wan. Aunque no sabía exactamente qué era un documento de identidad, más o menos lo intuía—. Eso sería escribir en nombre de otro.
—¡Ay, qué escribir en nombre ni qué nada! En internet todos usamos seudónimo. Si el seudónimo es tuyo, ya está.
Xiang Wan no respondió. Solo la miró con intención.
—¡Vale, vale! Lo dejamos para otro momento. Además, tampoco sabes usar una computadora…
Yu Zhou quedó exhausta después de esa charla. Se dejó caer sobre la mesa sin fuerzas, sin ganas ni de ir a buscar el pedido de comida.
Después de cenar los wantanes, se recostó en la silla, sumida en sus pensamientos.
Sentía que si el cielo le había mandado a una chica del pasado directo a su casa, tenía que ser por alguna misión, ¿no? No podía ser que la dejaran ahí sin ningún propósito, solo para que viviera gratis.
Pero ni siquiera podía salir…
—Come un poco más —dijo, mirando de reojo a Xiang Wan, que seguía tomando la sopa con atención—. En un rato viene el gran desafío.
—¿Qué desafío? —preguntó ella, alzando la vista con curiosidad.
Yu Zhou miró la tele y sonrió como ladrona.
Según las novelas de viajes en el tiempo, cuando una persona del pasado ve por primera vez una televisión con gente y escenarios reales, se asusta como si le hubiera caído un rayo: se descontrola como ratón frente a gato o gato frente a perro. Tenía muchas ganas de ver eso.
Sin embargo, tras sentarse en el sofá junto a Xiang Wan, esta solo abrió los ojos como un cervatillo, frunció un poco el ceño, escaneó la pantalla de arriba abajo, se movió ligeramente en su asiento y, al final, se puso a mirar con toda la atención del mundo, igual que Yu Zhou.
—¿No te asusta? —preguntó Yu Zhou, dejando el control remoto—. ¡Mira que las personas ahí adentro se mueven!
Xiang Wan miró la expresión exagerada con la que intentaba asustarla y asintió:
—Sí, da mucho miedo.
—¡Mentira! —Yu Zhou frunció el ceño—. ¡Ni te asustaste!
—¿Por qué habría de tener miedo? —respondió Xiang Wan, sin rendirse. —Ese artefacto negro que tenías anoche… cuando me hablabas, lo dejaste a un lado. ¡Pero dentro de esa cajita, la gente seguía moviéndose! ¡Había muchísimas personitas! —dijo Xiang Wan con expresión muy seria.
—¿El celular? —Yu Zhou miró hacia donde lo había dejado. Anoche debía estar reproduciendo automáticamente videos cortos de Weibo.
—Eh… —cambió de tono—. ¿No te da curiosidad?
—Debería decir que esas cajitas negras son como monstruos que roban el alma. Señorita, ¿qué clase de hechicería estás practicando tú? —frunció el ceño Xiang Wan.
—¡Pff! —Yu Zhou se quedó pasmada—. Eso sonó demasiado perfecto… ¿Dónde aprendiste a decir esas cosas?
—Del libro que me diste.
—¿Cuál? Bajé un montón al azar, ya ni recuerdo.
—De “¡Maldición! Viajé al mundo moderno, ¿y ahora qué hago?”.
…
Yu Zhou agitó la mano, rendida, y se dejó caer en el sofá, resignada, para seguir viendo su programa en la tele.
Mientras miraba, no pudo evitar empezar a explicarle la trama a la persona a su lado:
—Ese tipo se llama Yang Guang. Mira, desde el primer episodio que lo vengo viendo perder dinero…
Y mientras hablaba, pensó de dónde le venía esa costumbre de explicar todo lo que veía en la tele.
Recordó que era algo que hacía su madre.
Cuando su mamá veía “El amor imposible”, le narraba episodio tras episodio como si fuera una telenovela en vivo. ¡Cientos de capítulos!
Xiang Wan la escuchaba muy atenta, asentía aunque no entendiera todo.
Después de un rato, el celular vibró.
Era F por WeChat, con un archivo de audio .wav.
«¡Maestra Yu, escucha rápido la prueba de voz de la maestra Su!»
Un segundo después, otro mensaje:
«¡Está tan, pero tan LINDA!»
Y venía con un sticker de un muñequito corriendo con la cara roja.
Yu Zhou levantó la mirada. El archivo se llamaba “Altar_Shen_Bai_Su_Chang”.
“Altar” era el nombre de la novela, Shen Bai el personaje… y Su Chang, su ex.
Si esto fuera una novela, sin duda sería un cliché lleno de drama. Pero esto era la vida real. Yu Zhou abrió el archivo. Sí… seguía siendo un cliché con bastante drama.
Veinte segundos de audio. Subió el volumen. A los tres segundos, esa voz tan conocida llenó el silencio:
—En un altar no se guardan dioses ni budas. Lo que se encierra ahí… es la codicia del hombre.
Una vez oyó decir que Dios, en su generosidad, a veces le da regalos especiales a las personas. Los envuelve como obsequios y los llama talentos. Y parece que todos esos regalos se los dio a la voz de Su Chang.
No hay otra voz como la de Su Chang. Clara, elegante, con un leve rasgo rasposo. Hasta sus pausas suenan como una provocación medida, suficiente para tentarte, pero no tanto como para que te atrevas a caer.
Hay personas que parecen estar en la cima del mundo. No por su belleza, ni por su talento extraordinario, sino por algo tan simple —y tan poderoso— como su voz.
Y Su Chang no solo tenía esa voz. También era guapa. Y muy talentosa.
Era lógico que fuera tan admirada.
Yu Zhou deslizó el dedo, cerró el archivo y respondió:
«Me parece excelente~»
F no tardó nada en insistir:
«¿A que es linda? ¿A que sí?»
«Muy linda. Y perfecta para el papel»
Claro que lo era. Mientras Yu Zhou publicaba esa novela, Su Chang solía estar sentada a su lado. A veces trabajando, a veces escuchando música.
Yu Zhou decía que sus historias no estaban inspiradas en nadie real, pero en aquellas miradas fugaces que le echaba a Su Chang… quizá, sin querer, escribió algo que llevaba su sombra.
Más adecuada, imposible.
Chapters
Comments
- Capítulo 8 octubre 30, 2025
- Capítulo 7 octubre 11, 2025
- Capítulo 6 octubre 9, 2025
- Capítulo 5 octubre 9, 2025
- Capítulo 4 octubre 9, 2025
- Capítulo 3 octubre 9, 2025
- Capítulo 2 octubre 9, 2025
- Capítulo 1 octubre 9, 2025
Comentarios del capítulo "Capítulo 4"
MANGA DE DISCUSIÓN