Era una noche de julio. El aire cálido y sofocante arrastraba consigo una lluvia fría y ligera, dejando en el ambiente un tenue aroma a humedad.

Fuera de la ventana, la lluvia caía suavemente, golpeando la tierra mojada y vibrante de vida. El frescor del césped y los árboles se colaba por la ventana de madera entreabierta, perfumando la habitación.

Gu Yu, de cabello largo y ligeramente ondulado, descansaba sobre un escritorio cubierto de bocetos de diseño de moda. Su teléfono aún mostraba una novela a medio leer, y el murmullo apacible de la historia, mezclado con su respiración pausada, la fue envolviendo poco a poco en una bruma de somnolencia… hasta que, sin darse cuenta, se quedó dormida.

…Y en medio de aquel sueño, sintió cómo la envolvían luces y sombras difusas, escenarios irreales que se cruzaban a su alrededor. En ese momento, aún no tenía idea de lo que aquello significaba para ella.

Cuando el sueño llegó a su fin, Gu Yu parpadeó y se incorporó desde el escritorio. Lo que tenía ante sus ojos, una vez que la vista se aclaró, no era nada familiar: era un lugar completamente desconocido.

—¿Dónde… estoy? —murmuró.

Definitivamente, ese no era su estudio. Lo supo al instante. Miró a su alrededor y descubrió que se encontraba en una mansión lujosa, iluminada con lámparas cálidas y elegantes. Ya había oscurecido. En el jardín exterior, apenas unas pocas luces tenues parpadeaban desde las paredes, proyectando destellos apagados.

La lluvia golpeaba con más fuerza que antes, repiqueteando sobre los amplios ventanales de cristal. Gu Yu se levantó del asiento con cierta inquietud, con el corazón acelerado, y observó a su alrededor. En las paredes colgaban numerosas fotos artísticas de actrices famosas… y, entre todas, hubo dos retratos que captaron de inmediato su atención.

Se acercó para mirar mejor y, al fijarse, vio que en esas dos fotos —igual de deslumbrantes pero cada una con su propio encanto— estaban escritos claramente los nombres “Gu Yu” y “Su Yue”.
—¿Gu Yu… Su Yue…? —frunció el ceño con confusión—. ¿Por qué me resultan tan familiares esos nombres?

Entonces, como si una chispa encendiera su memoria, exclamó en voz baja:

—¡Espera, estos son los nombres de las dos protagonistas de la novela que estaba leyendo!

El corazón de Gu Yu dio un vuelco, golpeando con fuerza. Incrédula, se giró hacia el ventanal y vio reflejada su propia imagen en el cristal.

Vestía un elegante vestido negro de alta costura, que delineaba con precisión su figura alta y esbelta, marcando cada curva con una fluidez encantadora. La seda caía desde sus hombros hasta las pantorrillas, revelando unos tobillos delicados y de piel tan blanca como la nieve.

Su mirada fue subiendo, y se encontró con un rostro frío y pálido. Las cejas largas y arqueadas, los ojos rasgados y definidos, los labios apretados en una línea firme y bella. Todo en ese rostro transmitía elegancia y una belleza imponente.

Esa cara… era suya, pero no del todo. Se parecía a ella en un 70 u 80 por ciento. Aun así, la intensidad de ese rostro era distinta. Lo tocó con una mezcla de sorpresa y desconcierto. Su corazón latía desbocado.

La diferencia era clara: su rostro original tenía una suavidad y calidez que el que ahora veía no poseía. Este, en cambio, era más afilado, más dominante. Tenía una belleza agresiva.

—¿Qué… qué está pasando? —murmuró mientras levantaba una mano temblorosa y la posaba sobre su mejilla.

En el enorme espejo del ventanal, vio reflejada no solo su nueva apariencia, sino también la pared llena de retratos tras de ella, con rostros femeninos brillantes y radiantes.

—¿Acaso… acabo de entrar en una novela?

Gu Yu lo entendió todo de golpe.

Un escalofrío le recorrió la espalda.
Gu Yu… ese era el nombre de la villana malvada en una novela omegaverse titulada “Su Secreto”, que ella había empezado a leer por aburrimiento mientras diseñaba ropa. En la historia, Gu Yu envidiaba a la protagonista, Su Yue, y por celos cometía toda clase de atrocidades… hasta que terminaba quemada viva durante una presentación, todo como parte de la venganza de Su Yue, ya corrompida por la oscuridad. Una muerte tan espectacular como trágica…

Gu Yu tembló. Pero ella no era parte de ese mundo, ¡y mucho menos esa señorita malvada de la familia Gu! No tenía razón alguna para cargar con el destino de ese personaje. No pensaba comerse ese marrón.

Estaba al borde del colapso. Apenas anoche se había quedado hasta tarde trabajando en el diseño del vestido de gala de una clienta, ¡y ahora se despertaba dentro de una novela! ¿Todo esto por no pagar la suscripción premium? ¿Era ese su castigo?

Recordaba bien cómo había cerrado sin piedad el anuncio emergente que le ofrecía ser miembro VIP mientras leía la historia. Y ahora… ahora se arrepentía tanto como lo rechazó entonces.

Si la dejaban volver, ¡prometía pagar la suscripción de por vida a esa maldita app sin quejarse!

Lo peor era que no había leído el contenido exclusivo para miembros. Solo se había enterado por comentarios de lectores que esa villana con su mismo nombre acabaría de forma espantosa. Pero no sabía los detalles, nada del desarrollo, ni cuándo ni cómo. Esto era como ir a un examen con una chuleta… y que en vez de salir la respuesta, saliera la pregunta anterior. Qué desesperante… ¡esto ya se salía de cualquier guion razonable!

Gu Yu suspiró con resignación. La vida no era nada fácil.

Aun así, recordaba algunos fragmentos que el autor había contado sobre los personajes… especialmente sobre la protagonista…
Su Yue también era hija de una familia adinerada, con lazos cercanos a la familia Gu. Pero, tras un trágico accidente que le arrebató a sus padres años atrás, la madre de Gu Yu, conmovida por su situación, decidió acogerla en su hogar y criarla como si fuera su propia hija.

No hacía mucho, Su Yue se había diferenciado como omega. Era increíblemente hermosa y, en la novela, tenía una legión de pretendientes. Cualquier alfa que la viera quedaba irremediablemente atraído por ella. Gu Yu, de hecho, terminaba muerta por culpa de Su Yue y de esos pretendientes aliados.

—¡Qué desastre dejó la original! —Gu Yu se llevó la mano a la frente, frustrada—. Si pudiera, sacudiría a la antigua Gu Yu y le gritaría que nunca acaba bien quien se mete con la protagonista.

Aunque ya era tarde.

Recuperada de la confusión inicial, Gu Yu empezó a pensar con claridad. Ahora que había quedado atrapada en esta novela, lo único que podía hacer era encontrar la forma de cambiar el destino trágico de esa villana… es decir, su destino actual. Si quería sobrevivir en esta historia, tal vez así podría encontrar una manera de volver a su vida real.

Si la Gu Yu original había muerto por provocar una y otra vez a la protagonista, ¿no sería posible que, actuando de forma pacífica y sumisa como una ovejita obediente, pudiera esquivar ese destino? Su nueva vida apenas estaba empezando. Le había costado mucho trabajo poner en marcha su carrera, ¡no iba a permitirse morir aquí por algo tan absurdo!

Tenía que ganarse el favor de Su Yue. Subirle los puntos de afecto. Y cuando llegara el momento oportuno… ¡desaparecer con estilo! Ese sí era un plan sensato.

Con estas ideas ya claras en su cabeza, Gu Yu comenzó a mirar a su alrededor en busca de Su Yue. No tenía ni idea en qué parte de la historia se encontraba… ni si todavía estaba a tiempo de hacer algo.

—Señorita —se oyó una voz del otro lado de la puerta—. Señorita, le traigo algo.
Una sirvienta vestida con uniforme pulcro y eficiente entró y dejó frente a Gu Yu un pequeño frasco transparente en forma de spray.

—¿Qué es esto?

Aunque la sirvienta parecía un poco desconcertada, respondió con respeto:

—Es un inhibidor de feromonas. Es parte de su rutina diaria, señorita.

Gu Yu tomó el frasquito, y en cuanto sus dedos lo tocaron, una oleada de recuerdos emergió de lo más profundo de su cuerpo. Imágenes y sensaciones familiares se infiltraron en sus músculos y huesos como si siempre hubieran estado ahí.

Los recuerdos la invadieron como una marea imparable.

Entonces lo recordó: en la novela, Gu Yu —al igual que Su Yue— también era una omega de pies a cabeza.

Pero su padre biológico, un verdadero desgraciado, había despreciado ese hecho. Consideraba inútil que se hubiera diferenciado como omega, así que para proteger los intereses de la familia, ocultó su género al mundo. No solo la dejó a su suerte, sino que también usó una de las compañías de entretenimiento del grupo familiar para convertirla en una estrella en ascenso. El resultado: una chica arrogante y caprichosa criada a base de fama y manipulación.

Tanto la familia como la propia Gu Yu habían mantenido públicamente que ella era una alfa. Solo unas cuantas personas sabían la verdad.

Gu Yu soltó un bufido frío.

—Así que en este mundo también existe la discriminación de género… —pensó con desdén—. Parece que el padre de esta Gu Yu es tan despreciable como uno podría imaginar.

Pero por ahora… aún no tenía forma de escapar de este lugar.

Gu Yu parpadeó, y delante de la sirvienta, levantó el frasco y lo roció sobre el lateral de su cuello. El vapor frío cubrió su piel clara y tersa, formando al instante una fina película transparente. El delicado aroma de flor de té blanco se desvaneció sin dejar rastro, sustituido por una fragancia intensa y cálida con un toque salvaje y embriagador.

—¿Dónde está Su Yue?