Gu Yu no podía ocultar su nerviosismo. La verdad, no quería ir a ese programa de variedades.
Por un lado, no era actriz. No tenía ningún talento especial que pudiera mostrar con soltura, ni un ápice de esa sensibilidad escénica que tanto cautivaba a la audiencia. Aparte de su rostro, que podía considerarse llamativo, no sentía que tuviera ninguna otra virtud destacable.
¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Diseñar en vivo un vestido de alta costura frente a las cámaras para entretener al público?
Suspiró, llevándose una mano a la frente con resignación.
Pero eso no era lo peor.
¡Lo peor era que tenía que asistir junto a Su Yue!
Solo de pensar en compartir pantalla con ella, ya imaginaba los cuchicheos, los rumores maliciosos, las interpretaciones sacadas de contexto. Bastaba con que se quedaran en el mismo encuadre para que la gente empezara a decir que Gu Yu estaba acosando a Su Yue otra vez.
Y ni hablar de los innumerables admiradores que Su Yue tenía. Gente afilada de lengua y mirada, dispuesta a devorar a quien osara acercarse demasiado. Bastaría con una lluvia de comentarios venenosos para sepultarla viva.
Gu Yu se estremeció solo de imaginar ese escenario.
Además, ella ni siquiera era una celebridad real, sino una persona con fobia social. No tenía ni de lejos la fortaleza mental que exhibían los demás artistas. Estar bajo los reflectores, rodeada de flashes, soportando la presión del equipo de protagonistas y compartiendo escena con Su Yue, fingiendo que todo estaba bien… Solo pensar en ello la hacía desear desmayarse de inmediato.
Y conociendo a Su Yue… seguro también detestaba la idea de aparecer junto a ella.
Gu Yu miró la invitación con cara de angustia. Las palabras “Sinfonía Juvenil” impresas en letras grandes y elegantes parecían mirarla con burla. Con un suspiro, la arrojó a un lado, deseando poder ignorarla por completo.
Aún faltaba una semana para la grabación del programa, al menos tenía algo de tiempo para prepararse.
Como recién se había despertado del colapso alérgico, y su cuerpo aún no terminaba de recuperarse del todo, Gu Yu decidió simplemente rendirse por un día entero y no hacer absolutamente nada.
De todos modos, ya sabía que esa parte de la historia no podía saltársela. No había forma de oponerse a Gu Shengming. Como mucho, podría armarse de valor, aguantar el rodaje por un día, mantenerse lejos del radar de Su Yue y pasar completamente desapercibida. Lo ideal sería convertirse en una figurante, pasar por debajo del agua y salir del programa sin demasiadas heridas.
Pero en cuanto pensaba en esa mirada feroz que le había lanzado Qin Mo el otro día, un escalofrío le recorría la espalda. Sin duda, él también estaría allí, y quién sabe con qué artimaña saldría. Si ese viejo zorro aprovechaba la ocasión para vengarse, Gu Yu difícilmente tendría cómo defenderse.
Desesperada, intentó consolarse a sí misma: “No pasa nada, Gu Yu. Solo aguanta y pasará. ¿Qué es una subida al trending topic para alguien que quiere una nueva vida? ¡Una pequeña humillación no es nada en comparación con todo lo que puedes ganar!”
Después de largo rato repitiéndose eso como un mantra, logró salir de su zona de confort.
El tiempo apremiaba. Tenía que poner en marcha su estudio lo antes posible. Ese mundo era demasiado peligroso y, sin el respaldo de la familia Gu, ella no era nada. Peor aún, su vida corría riesgo constante. Necesitaba un espacio propio, una base firme que le permitiera sobrevivir por su cuenta… y aprovechar el momento para cortar de raíz con aquella familia enferma.
“Pero… hoy Su Yue también está en casa. ¿Cómo hago para que se vaya por un rato sin levantar sospechas?”
Gu Yu se devanaba los sesos buscando una excusa que sonara razonable, algo que no llamara la atención de Su Yue y le permitiera cubrirse las espaldas mientras organizaba todo.
Su pequeña base secreta ya estaba completamente remodelada, pero aún no había podido instalar las herramientas clave para el diseño de ropa: maniquíes para mostrar las prendas, rollos de tela de calidad, y máquinas especializadas. Todo eso era indispensable.
Pero Gu Yu no quería que Su Yue supiera para qué necesitaba todas esas cosas. Ese taller era su as bajo la manga para huir algún día de la familia Gu, su carta de salvación. Por seguridad, no podía confiar en nadie, tenía que mantener el secreto a toda costa y conservar el misterio.
“¿Y si… busco una excusa para invitar a Su Yue a salir, y mientras tanto le pido a la tía Lin que suba todo al cuarto?”
Gu Yu reflexionó unos segundos y le pareció una idea bastante viable.
“Solo que… ¿con qué excusa?”
Se apoyó con el codo sobre el alféizar de la ventana, giró el rostro y miró hacia el cielo despejado. El azul era tan claro que casi parecía irreal, y el sol, cálido y suave, se derramaba en ondas de caricias por todo el jardín. Por una vez en mucho tiempo, Gu Yu sintió que algo dentro de ella se relajaba.
“Hace un día precioso…”
Tan raro era para ella sentirse en paz, que quiso compartir esa sensación con Su Yue. Por un momento, quiso sinceramente que ella también lo experimentara.
“¿Y si la invito a salir a ver las flores?”
Fiel a su estilo, Gu Yu no tardó ni un segundo más en pasar a la acción. Le pidió a la tía Lin que preparara todo en el lugar adecuado, y luego cruzó el pasillo rumbo a la habitación de Su Yue.
—Ejem… —Carraspeó frente a la puerta, ensayando mentalmente cómo debía invitarla.
“¿Su Yue, quieres venir conmigo a ver las flores?”
No, no, ¡demasiado directo! Gu Yu negó con la cabeza mientras agitaba las manos, descartando esa opción de inmediato.
“Disculpa, ¿tienes algo que hacer hoy? ¿Te gustaría salir a caminar un poco?”
¡Qué forzado! Eso ni siquiera suena a una invitación de verdad…
Se llevó una mano a la frente, frustrada con su propia torpeza. Nunca había sido buena con este tipo de interacciones.
Después de rechazar mentalmente media docena de frases de apertura, la pobre Gu Yu, ya completamente superada por su ansiedad social, empezó a dar vueltas nerviosamente delante de la puerta de Su Yue.
“Olvídalo, si no toco ya, se va a hacer de noche. Lo mejor será simplemente tocar la puerta y ya.”
Con la decisión tomada, levantó la mano para tocar…
Pero en ese preciso instante, la puerta que hasta entonces había estado perfectamente cerrada se abrió sin previo aviso desde dentro.
En un segundo, todo el aire pareció detenerse.
Su Yue, de pie en el umbral, se encontró cara a cara con Gu Yu, quien tenía la mano en alto en una pose bastante comprometida. Sus ojos rojo vino la observaron en silencio, esperando —con esa calma suya tan intimidante— a que la otra hablara primero.
Gu Yu bajó la mano con incomodidad, y esbozó una sonrisa torpe.
—Este… ¿tienes tiempo libre hoy?
Apenas vio el rostro de Su Yue, Gu Yu se puso tan nerviosa que casi se le traba la lengua. Todo lo que había ensayado minutos antes en el pasillo se le borró por completo de la mente.
La mirada cada vez más inquisitiva de Su Yue hizo que a Gu Yu se le encogiera el corazón.
“Estoy perdida… Esta vez sí que arruiné mi personaje”.
—No me vayas a malinterpretar —dijo atropelladamente—. Es solo que pensé que hoy hacía buen clima, estamos justo en temporada de flores… Le pedí a la tía Lin que reservara un lugar, así que quería saber si…
Gu Yu apretó los puños y soltó todo de golpe:
—¿Quieres venir conmigo a ver las flores?
Cuando por fin terminó de hablar, su corazón latía con fuerza. Estaba tan nerviosa que apenas podía respirar, pero al menos lo había logrado. Esta era su primera vez invitando a Su Yue a hacer algo, su primer intento real de tener una conversación directa y sin agresividad.
Si con esto podía mejorar aunque fuera un poco su relación, sería una ganancia enorme para el futuro. No podía desaprovechar esta oportunidad para sumar puntos de afinidad.
—Gracias, pero lo siento. Hoy tengo otros planes —respondió Su Yue tras una breve pausa, con voz serena y cortante.
—¿Eh? —Gu Yu quedó atónita.
¡¿Su Yue la acababa de rechazar en su cara?! ¡Ni siquiera se molestó en inventar una excusa decente!
Gu Yu se quedó congelada en el sitio, sin saber cómo reaccionar.
Su Yue, al ver cómo el entusiasmo de Gu Yu se desinflaba de golpe, sintió un extraño cosquilleo recorrerle el pecho. Algo en esa expresión tan desanimada se le hizo curioso… incluso un poco divertido. Sin querer, la comisura de sus labios se curvó apenas, apenas perceptible.
—Hoy iré a visitar a la profesora Lan. No sé a qué hora volveré. —explicó al final con tono tranquilo.
En realidad, Su Yue no tenía por qué darle explicaciones, pero al ver a Gu Yu tan desanimada, terminó añadiendo aquella frase casi sin pensarlo.
¿La profesora Lan? ¿Se refería a la madre de la original, Lan Ting?
Gu Yu parpadeó varias veces, procesando la información. Así que Su Yue iba a visitar a la madre de la original.
—¿Vas a ver a mi madre? —preguntó con cautela.
—Sí —respondió Su Yue tras una breve pausa—. ¿Quieres venir conmigo?
—…Déjame pensarlo un momento.
…
Media hora después, bajo un cielo despejado y una brisa suave que acariciaba el paisaje, dos chicas compartían asiento en la parte trasera de un Bentley negro.
Iban una a cada lado, con cierta distancia entre ellas. En el espacio del medio, reposaba un ramo de lirios blancos finamente envuelto, que desprendía un aroma delicado y envolvente.
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