En el instante en que Su Yue se giró, Gu Yu escapó de allí, como temiendo ser descubierta.
Su Yue, con su aguda percepción, volvió la cabeza rápidamente… pero no vio a nadie familiar.
—¿Qué pasa? —preguntó Qin Mo, siguiendo su mirada. Pero allí solo pasaban algunos trabajadores dispersos.
—…Nada, debí haberme confundido —respondió Su Yue.
Sus ojos color vino tinto miraban fijamente hacia la multitud, como si buscara una silueta específica… pero no encontró a la persona que esperaba ver.
En esas pupilas oscuras como un estanque de vino tinto, se agitó una leve y casi imperceptible oleada de decepción.
“Gu Yu… debe estar aún con aquella alfa, ¿no?”
Los ojos de Su Yue se enturbiaron, y su ánimo también se hundió sin remedio. Sentía un malestar inexplicable. ¿Por qué le afectaba tanto ver a Gu Yu con otro alfa?
Fue Gu Yu quien le había dicho que quería mejorar su relación, pero desde el día que regresaron del jardín de rosas, no volvió a dar señales de vida. Ni siquiera respondía cuando ella iba a tocar su puerta para llevarle cosas.
La endulzó con palabras bonitas y, al día siguiente, la dejó tirada como si nada. Primero una bofetada, luego un caramelo. ¿Era ese su nuevo método?
Encima ahora coqueteaba con otra alfa… Y ella era tan tonta como para creer que Gu Yu notaría su ausencia y saldría a buscarla. Al final, solo fue otra de sus ilusiones absurdas.
Aunque es cierto que Gu Yu había cambiado un poco últimamente, en el fondo seguía siendo igual de cruel y mezquina.
Su Yue apretó los puños con fuerza, marcando una honda arruga en su vestido blanco.
Una emoción indefinible brotaba con violencia desde su pecho. Hasta ahora, seguía sin entender qué era exactamente ese sentimiento que bastaba con un instante para desordenar por completo sus pensamientos.
¿Sería acaso un efecto secundario del supresor de feromonas?
Su Yue esbozó una sonrisa amarga en el fondo de su corazón. Si de verdad todo esto era por culpa de un efecto secundario del supresor, entonces… qué castigo tan cruel le había tocado.
Si le pidieran a Gu Yu elegir entre ella y ese espumante humano, ¿a quién elegiría? ¿Sería a esa tipa… a quien de verdad preferiría?
El rostro de Su Yue se ensombreció a simple vista, y el ambiente a su alrededor se volvió pesado, cargado.
Qin Mo percibió de inmediato el cambio en su humor. Como alfa, podía sentir claramente que algo andaba mal con Su Yue.
Después de saludar brevemente a algunos inversores, la llevó a un rincón discreto y le habló con tono serio:
—Su Yue, ¿qué te pasa hoy? Tienes que saber que un omega con un nivel tan bajo de feromonas no puede emitir ese tipo de aura. Si alguien llega a descubrir que no eres omega… todos estos años de esfuerzo se irán al traste. Su Yue, confío en que sabes lo que está en juego.
Su Yue entendía perfectamente el significado de esas palabras. A veces tenía que renunciar a ciertas cosas por el bien mayor. Esa era la única forma de seguir avanzando. Así había sido toda su vida hasta ahora.
—Sí, lo sé —respondió con calma.
Inspiró profundamente y contuvo por completo la presencia amenazante que la envolvía, escondiéndola con cuidado.
Qin Mo, que había sido su socio durante tantos años, conocía su historia. Aunque a veces tenía que ser duro con ella, sabía que Su Yue era más clara que nadie sobre lo que quería y que una vez tomaba una decisión, nada la haría retroceder. Tenía una voluntad más firme que nadie.
—Perfecto —dijo Qin Mo—. Solo hace falta aguantar un poco más. En cuanto encontremos el punto débil de Gu Shengming, todo esto se acabará. Pero hasta entonces, tienes que resistir.
—Y otra cosa —añadió—: este programa se transmite a nivel nacional. No puedes permitir que tu personaje se derrumbe. Si quieres aprovechar para vengarte un poco de Gu Yu, no me parece mal.
—Si pasa algo, yo me haré cargo.
Qin Mo tosió con disimulo.
—Solo… no lo hagas tan evidente.
—¿El vengarme? —Su Yue soltó una risita desdeñosa ante el comentario, casi divertida.
Sus ojos se entrecerraron levemente, y sus largas pestañas negras proyectaron una sombra elegante. Los ojos color vino, como lunas rojas colgando en la noche, reflejaban a una depredadora escondida entre la maleza, acechando con paciencia a su presa.
—Es solo un programa de variedades, no necesito mover un dedo. Más adelante… tendrá tiempo de sobra para arrepentirse.
Su Yue rió suavemente, luego guardó silencio y volvió a controlar por completo su presencia.
Cerró los ojos por un instante y, al volver a abrirlos, ya lucía una sonrisa suave y obediente. Solo bastaron unos segundos para que su expresión y su presencia entera cambiaran por completo. Ya no era la misma Su Yue de la casa de los Gu.
—Empieza el espectáculo.
⋯⋯⋯
El público llevaba un buen rato esperando. Los invitados ya estaban en sus puestos. La presentadora, una joven beta, apareció en escena justo cuando comenzó la música. Uno a uno, los invitados fueron entrando.
La primera en subir al escenario fue Lan Xi, radiante con un vestido de alta costura que le quedaba como hecho a medida. Saludó con un beso al aire y provocó una oleada de gritos entusiastas entre los fans.
—¡Lan Xi es una de las actrices más populares del momento! Ayer, en la presentación de tu nueva película, dejaste a medio mundo del espectáculo sin palabras —dijo la presentadora con una sonrisa.
—Tuve suerte —respondió Lan Xi con sencillez—. Solo encontré un vestido que me sentaba bien, no pensé que causaría tanto revuelo.
Después de intercambiar algunas palabras más, la presentadora dio paso al siguiente invitado.
El telón se abrió. Apareció un joven de figura alta y elegante, hombros anchos, postura imponente y rostro atractivo.
Apenas sonrió levemente al público, y los gritos explotaron desde las gradas. Algunas fans enrojecieron de pura emoción, aferrándose a sus amigas. El ambiente se volvió difícil de contener.
El joven, acostumbrado a ese tipo de recibimientos, saludó con total naturalidad, como si estuviera en su propio show.
Gu Yu, desde detrás del escenario, solo alcanzó a ver su perfil a lo lejos. Aun así, con solo esa silueta bastaba para notar que era un hombre increíblemente guapo.
Y cuando él se giró para saludar al público, Gu Yu por fin pudo verle el rostro.
Tenía unos ojos alargados y brillantes como estrellas. Bajo la luz del escenario, sus pupilas reflejaban un resplandor delicado, como si escondieran dentro el brillo del Egeo. Una belleza serena y profunda.
Eran ojos de melocotón, pero con un deje perezoso que le daba un aire despreocupado y libre. Un tipo difícil de domar.
—Hola a todos, soy Lu Yang.
—¡¡¡LU YAAAAAANG!!! —gritaron sus fans con locura.
Los carteles con su nombre se alzaron por todo el lugar, iluminando el público con luces azules que destacaban entre la multitud.
Así que él era Lu Yang.
Desde su rincón en los bastidores, Gu Yu lo observaba en silencio. Recordaba que, en la historia original, Lu Yang era un personaje secundario, pero cada vez que aparecía ayudaba a Su Yue a salir de aprietos. Era el cerebro del grupo, una estrella destacada de una agencia rival, hijo de una familia poderosa. Su actuación era buena, pero su aspecto era lo que lo volvía inolvidable, como lo demostraban los gritos del público.
Tenía una personalidad relajada, algo bromista. Le encantaba ver dramas ajenos desde lejos, y definitivamente no era alguien con quien fuera fácil meterse.
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