Los ojos color rojo oscuro de Su Yue, como un remolino profundo, ejercían una atracción irresistible sobre ella, empujándola a avanzar… a tomar su mano…
Dentro del pecho de Gu Yu, el corazón retumbaba con fuerza ensordecedora. El rubor en el extremo de sus ojos la hacía ver aún más seductora.
Dio un paso hacia adelante, como si estuviera hechizada, caminando lentamente en dirección a Su Yue…
Los ojos de Lan Xi se contrajeron de golpe, incrédula. Alzó la mano para detenerla, tratando de sujetarla, pero sus dedos solo rozaron la esquina del abrigo de Gu Yu. Lo único que atrapó fue una ráfaga de viento que pasó entre ellas.
Los dedos pálidos de Gu Yu se posaron sobre la mano larga y delgada de Su Yue. El tacto seguía siendo el mismo de siempre: frío, casi helado.
Su Yue sonrió dulcemente.
—Qué obediente…
Entonces, con suavidad, alzó su mano y la llevó hasta sus labios. Cerró los ojos y depositó un beso reverente en el dorso de su mano…
A su alrededor, el mundo retumbaba con un estruendo sordo. Entre ambas, ya no se sabía de quién era ese latido tan ensordecedor.
Gu Yu se quedó absorta. Los suaves labios que habían rozado su piel ya se habían apartado, pero la sensación aún perduraba. Sentía el cosquilleo eléctrico en el dorso de la mano, como si pequeños gatitos le acariciaran el corazón. Esa extraña sensación florecía desde adentro, como si le estuvieran naciendo flores…
—¡Corte! —gritó apresurado el director, rompiendo el hechizo.
Gu Yu parecía no haber salido aún del personaje. Estaba aturdida, ausente. Un asistente se acercó para revisarle el cuello y notó una marca: una mordida roja intensa sobre la piel blanca como la nieve. Era impactante.
El personal le hizo una rápida curación. Ella se subió el cuello de la camisa, carraspeó con torpeza, y las orejas se le pusieron rojas como cerezas.
Una vez despejado el escenario, la presentadora subió para animar el ambiente.
¡Ella también se había quedado en shock! Y no solo ella, también el director y toda la audiencia. Cuando vieron a Su Yue abrazar repentinamente a Gu Yu y morderle el cuello, ¡los ojos de todos casi se caen del asombro! En un instante, el lugar entero se sumió en un silencio abrumador.
A pesar de todo, la conductora mantuvo su sonrisa profesional.
—La actuación de las tres fue verdaderamente impresionante. Aunque… la señorita Su Yue parece haber tenido algunas ideas propias para esta escena, ¿verdad?
Por dentro, la conductora solo pensaba: “¡Por favor, que alguien le explique a los fans que esto no estaba en el guion, no fue planeado!”.
—Sí, así es —dijo Su Yue tomando el micrófono, sin intención de ocultar nada. —Siempre he pensado que esta obra necesitaba algunos ajustes en ciertos puntos. Por ejemplo, en la escena donde Zhou Yingzhi le confiesa su amor a Mu Zhou… creo que debería ser mucho más audaz.
Su Yue sonrió con dulzura, como si nada.
—Esto fue simplemente una sugerencia artística.
—No esperaba menos de la señorita Su Yue. ¡Tus ‘sugerencias’ sí que son atrevidas! —murmuró Lan Xi con un bufido, girando el rostro, sin decir nada más.
La presentadora notó de inmediato que la atmósfera en el escenario volvía a tensarse, así que, algo nerviosa, sacó a relucir sus mejores habilidades para interactuar con ellas, tratando como podía de aliviar el ambiente.
Pero el ambiente seguía siendo incómodo. En todos estos años, jamás se había encontrado con invitadas tan difíciles de manejar. Con ojos llorosos, miró desesperada al director entre el público. El director, impotente, le hizo una seña para que las despidiera y diera paso al siguiente grupo. Solo entonces la presentadora suspiró aliviada.
Ya fuera del escenario, Su Yue carraspeó suavemente y preguntó en voz baja:
—Ehm… ¿estás bien? ¿Aún te duele?
—…No, estoy bien. Voy al baño. Con permiso —dijo Gu Yu, y antes de que alguien pudiera detenerla, desapareció como un rayo, dejando a Su Yue en el backstage, contemplando su silueta hasta que se perdió de vista.
Su Yue llevó los dedos a sus labios. Aún sentía ese calor abrasador…
Pasó un rato largo antes de que recuperara la compostura y se diera la vuelta para volver a su sala de descanso.
⋯⋯⋯⋯⋯
Gu Yu corrió al baño, se metió en el último cubículo y cerró el pestillo. Sacó una jeringa con supresor hormonal y, sin dudarlo, la clavó directamente en la glándula de su cuello.
La aguja atravesó la piel con un pinchazo agudo. El líquido transparente fue inyectado lentamente en su cuerpo. Gu Yu extrajo la aguja y la arrojó al basurero.
—Haaah…
Respiró hondo, cerró los ojos y trató de calmar la agitación en su cuerpo. Sus largas pestañas temblaban levemente; en sus ojos claros brillaban pequeñas motas de luz, como estrellas en un cielo nocturno tranquilo.
El aroma de flores de té blanco se esparció suavemente, disipándose poco a poco en el estrecho cubículo. El cuerpo de Gu Yu finalmente se serenó. Cuando volvió a abrir los ojos, su mirada estaba mucho más clara y sobria.
Aun así, la sensación de cosquilleo en el dorso de su mano seguía ahí. Con delicadeza, rozó el lugar con la punta de sus dedos y recordó el momento en que Su Yue, de pie bajo el resplandor del escenario, la miró con ternura… y dejó un suave beso sobre su mano…
En ese instante, Gu Yu sintió que… de verdad se había conmovido por ella.
—Solo fue una actuación —se dijo, negando con la cabeza, sin querer seguir pensando en ello.
Su Yue lo había dicho: lo hizo por el arte. Fuera de eso, nada tenía sentido para ella.
Y sin embargo, ahora parecía que la única que se había metido demasiado en el papel era ella.
Ella no era Mu Zhou, y Su Yue tampoco era Zhou Yingzhi. Gu Yu lo sabía muy bien. Todo lo que Su Yue le había mostrado en el escenario no era más que una ilusión romántica que su mente había idealizado. Solo era una escena, una representación.
No debía tomarlo en serio.
“Qué impresionante es…”, pensó Gu Yu. Su Yue, digna de ser llamada futura reina del cine. Incluso cuando actúa con alguien como yo, una secundaria sin importancia, puede entregarse tanto al papel. ¿Así que esto es ser una actriz profesional?
Gu Yu se serenó, recuperó la compostura y empujó la puerta para salir.
Justo entonces, una silueta blanca apareció frente a ella. Se quedó congelada, y su mirada se encontró con unos ojos rasgados, como de fénix. Por un momento, el aire pareció solidificarse a su alrededor…
Su adrenalina se disparó. Sintió un zumbido en la cabeza, y su cuerpo entero se puso en tensión. Le sudaban las palmas.
Su Yue estaba ahí, justo enfrente, mirándola sin expresión.
¡¿Y ahora qué?! ¿La había escuchado? ¿O había detectado sus feromonas?
Gu Yu no se atrevió a moverse. Sus dedos se clavaban en las palmas.
Olfateó discretamente el aire: no había rastro del aroma a camelia blanca. Eso la tranquilizó un poco.
—S-Su Yue, ¿ocurre algo? —preguntó con cautela, esforzándose por esbozar una sonrisa que no le salía nada bien.
—Cof, cof… No, nada. Solo vine a ver si estabas aquí.
Tosió suavemente y añadió:
—El siguiente segmento está por comenzar. Vine a buscarte para que te prepares.
—Ah, sí, enseguida voy.
“Menos mal… no se dio cuenta”. Gu Yu soltó un leve suspiro, sintiendo cómo su corazón volvía poco a poco a su sitio.
—¿Qué estabas diciendo hace un momento? —preguntó Su Yue de pronto.
—¿Eh? ¿Yo? ¡Nada! ¡No estaba diciendo nada!
Gu Yu sintió que se le trababa la garganta. La miró nerviosa, observando los ojos rojo oscuro de Su Yue, donde brillaba una luz difícil de descifrar.
¿Hasta qué punto había oído? Le empezaron a correr gotas de sudor por la espalda. Incómoda, desvió la mirada.
—¿Ah, sí? Entonces supongo que oí mal —dijo Su Yue.
Pero al ver esa expresión inquieta en el rostro de Gu Yu, algo extraño, difícil de explicar, se removió en su interior.
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